Los abrazos rotos. Me gustó y mucho.
Porque está rodada tan cerca de los actores que puedes tocarlos. Porque los diálogos se saltan el plano corta plano, arrastrando la cámara y mostrando todos los colores, texturas . Porque hay un gusto exquisito, mimo y definición de todas las imágenes y sonidos. Un cuadro constante que se puede oler, saborear… Porque los exteriores de los primeros 90 minutos son mostrados como escenarios que hacen de la película una representación teatral. Porque aunque criticado se entremezclan géneros, técnicas y matices con los que se podrían hacer tres películas. Por ello se salvan los posibles diálogos forzados, la trama enrevesada o el previsible desenlace. Demasiada perfección podría provocar ceguera.